El primer tiempo de Maschwitz fue a pedir de boca, ofensivamente tuvo una feroz contundencia y defensivamente tan sólido que su arquero, Edgardo Moravec, apenas dió instrucciones. En esa etapa convirtió los tres goles, en jugadas de cierta similitud, a través de disparos bien direccionados de Oscar Ruggeri, Rodolfo Cordoba y Oscar Pampin. Con esa diferencia a su favor jugó el complemento, manejando los tiempos, realizando todos los cambios posibles, y manteniendo a su rival alejado de la zona de peligro. A falta de pocos minutos para la finalización del partido, El Carmen consiguió el descuento, pero no empañó la fiesta de Maschwitz, un legítimo ganador.